Libérate y no culpes más

 
 

Ser libre implica dejar de reclamar a los demás y también a uno mismo. ¿Cómo hacerlo? Observa cuando actúas desde tu madurez y cuando actúas desde tu inmadurez.

En la inmadurez es probable que quieras culpar a alguien. En la madurez comprendes que no se puede culpar a nadie.

No te pierdas en actos infantiles e inconscientes o en explicaciones y justificaciones. No vale la pena. La persona madura ve lo que está mal, se responsabiliza y después hace lo correcto. La persona madura puede compensar lo que hizo y si está sinceramente apenado, puede enmendar para liberarse.

La persona madura reconoce cuando actúa desde su inmadurez.

La persona madura no es víctima, reconoce que es cómplice en el porcentaje que le corresponda. La persona madura se encuentra en un proceso de limpieza interno, sanando para seguir madurando.

 

Las enmiendas son el principio del fin de la culpa, la vergüenza y del ocultarte.

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